Expreso mi sentimiento de condolencia, de dolor, de tristeza, de desesperación, de rabia y consolación, a los millones de personas que viven la guerra en sus carnes, viven con el miedo pegado en las cejas, bajo aviones bombarderos y explosiones, pasan calamidades que no podemos ni imaginar; por otra parte al resto de supervivientes del mundo entero, que igual sufrimos de otra forma, por la misma causa.
Las guerras son fuentes de múltiples trastornos, de depresión, de la autodestrucción, nunca no han traído nada bueno y menos ahora.
En estos últimos tiempos la ansiedad está disparada, cada vez hay más extres, más incertidumbre y también somos más conscientes de como son los políticos que nos gobiernan.
No sabemos medir, ni las consecuencias ni los riesgos que conlleva un acto cruel.
Sabemos que en una situación de guerra, la glándula suprarrenal se ve alterada, produciendo más cortisol del normal.
Esto ponen a nuestro sistema en alerta, preparado para lo peor.
Y no dejo de pensar que todo trauma que se repite de manera continuada se convierte en crónico y pongo el ejemplo de los bebés y los niños que nacen en esos territorios, reciben violencia, el miedo se les va perpetuando desde bien temprano, haciéndoles vulnerables.
Inocentes mutilados, asesinados,
pisoteados por la guerra.
El propio mal quiere parar pero no está dispuesto a perder, no se deja parar, no quiere razonar, deja de ser humano y acaba convirtiéndose en una bestia.
Esta bestia está fuera de control, emana cortisol, estoy en shock
No poder nada hacer, impotencia acumulada Que hago? con tanta rabia…
No quiero transformarme en un monstruo..
Incertidumbre profunda y oscura, difícil de curar, como una herida abierta sin terminar de cicatrizar.
Dicen que tenemos el poder de autocuracion ojalá sea verdad,
temible y cierto es,
como una pesadilla de la que no puedes despertar.
Intento no pensarlo ya está bien de aguantarlo.
Fuerza para todos
más atención psicológica
+ meditación + amor
Sandra Ángel