Álvaro Pérez León

Nebulosa

Es un trabajo con mucho significado para mí, porque lo hice en la que probablemente ha sido la peor época de mi vida. En resumen: mi madre había sufrido un brote psicótico, por eso tuve que mudarme de nuevo a mi ciudad natal para cuidar de ella, mi carrera profesional y mi relación se resintieron con todo aquello, acabé por quedarme sin ambas cosas. En consecuencia, pasé por una depresión terrible, y aunque ahora lo recuerdo como algo de un tiempo lejano, estuve apunto de derrumbarme del todo y tirar la toalla en numerosas ocasiones.
Hice la foto con una hoja que cogí en la mudanza de ciudad a ciudad. En la mochila y tras un tiempo, se me secó y quebró; entonces recogí todos los pedazos del fondo de la mochila e hice primero la foto con todas las partes como si se hubiera caído y se hubiera quebrado y esparcido como cuando se te cae un plato, en ese momento es como me veía en la vida. Al cabo de un rato, cogí la tablet y me dio por pintar encima; uní los trozos con color como si quisiera representar que todo lo roto se regenera y se hace más complejo, más flexible.
En definitiva, quería decir que se crece y se sale más fuerte de este tipo de situaciones. Entonces era un mensaje que quería mandarme para creérmelo, hoy es una certeza consolidada porque soy más resiliente y más maduro en definitiva. Y ese es precisamente el mensaje que creo más importante de todo lo que aprendí y que quiero transmitir con esta obra a quien le llegue.
Lo que encuentro relevante y concluyo gracias a mi experiencia, es la capacidad de contagio que tienen las enfermedades mentales, como este tipo de situaciones pueden afectar a la vida, no solo de la persona que sufre la enfermedad, sino de todo su entorno.
Para hacerse fuerte al respecto, creo necesario atajar estos problemas a través de la educación, ayudando a crear una sociedad comprometida, que proporcione herramientas para dirigir estas circunstancias cada vez más comunes y que propicie a nivel cultural la responsabilidad afectiva.